Paul Auster es uno de las nuevas estrellas de la narrativa estadounidense. Característico por hacer siempre referencias en sus obras a sus influencias literarias, sobre todo El Quijote, escribió tres cuentos cortos que fueren editados en un volumen titulado La Trilogía de New York, ya que las tres historias de sitúan en este estado.
Una de ellas, tal vez la más completa, es Ciudad de Cristal, en donde figura el autor como un personaje de la historia.
El personaje principal es Quinn, que en otros tiempos fuera poeta y cuya mujer e hijo han muerto, vive en la más absoluta soledad, escribiendo novelas policíacas, despojado de toda ambición literaria y lejos de los fastos del mundo.
Alguien lo llama varias veces por teléfono en medio de la noche, tomándolo por un detective llamado Paul Auster, y solicitando con desesperación su ayuda. Quinn, entre curioso y conmovido, decide al fin personificar al desconocido Paul Auster y concierta una cita.
Conoce entonces a otro pálido poeta, que cuenta una historia aterradora: cuando nació, su padre, una combinación de místico y lingüista demente, lo encerró y aisló del mundo durante años para que pudiera hablar «la verdadera lengua de los hombres», aquella que olvidaron tras la construcción de la torre de Babel.
Pero el niño fue rescatado y el padre recluido en una institución un manicomio, o quizás una cárcel, de la que ahora está a punto de salir. Y el hijo, que teme por su vida, desea que el detective Paul Auster o Quinn lo proteja.
Ciudad de cristal es el primer relato incluido en la trilogía "La trilogía de Nueva York" y también es la segunda obra escrita por el neoyorkino Paul Auster en 1985.
El amor que siente Auster por los libros queda reflejado de manera patente en las múltiples referencias a la literatura y a la palabra escrita que hay presentes en La Ciudad de Cristal. La mayoría de los personajes que pueblan la novela están continuamente escribiendo o hablando de libros.
Hay numerosas citas y alusiones a obras como: Los Viajes de Marco Polo, El Paraíso Perdido, Moby Dick, Bartleby, el escribiente, La Narración de Arthur Gordon Pym, Alicia en el País de las Maravillas, Don Quijote de La Mancha..., incluso el mismo Génesis cabe dentro de la trama.
Estas constantes referencias a otros textos y escritores, a literatura sobre literatura, no impide que la lectura de la novela sea fácil, extremadamente fluida, por mucho que la historia se aventure por vías imprevisibles.
Es una historia que no tiene un final concreto, pero que nos lleva a interpretar el punto central de la obra, que es el de ocupar los tiempos vacíos en una vida que ha perdido metas y ambiciones como la de Quinn.
El personaje no duda en endosar su soledad en esta aventura, llevado por el instinto de un escribidor que busca una nueva historia.
Hay que seguir de cerca a Paul Auster porque dará que hablar mucho más que en la actualidad.
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