Esta es una novela que me llamó mucho la atención a mediados de los ´70.
La trama, exquisitamente desarrollada por Forsyth, hacía suponer que estaba basada en un hecho de la vida real, ya que consideraba una situaciòn perfectamente factible, y además los personajes sí eran reales.
Charles de Gaulle, presidente francés, y el grupo terrorista OAS, son de la vida real.
La novela se inicia con el relato del intento de homicidio de De Gaulle, la captura del jefe de los terroristas del OAS y el fusilamiento de uno de los líderes de la organización.
A partir de aquí, el escritor comienza a desarrollar la trama de ficción.
Con la premisa dicha por el protagonista cuando hace acto de presencia en la novela, "nadie está a salvo de la bala de un asesino", se va tejiendo la trama de la novela.
Luego del fracaso de este primer intento de asesinato, la OAS, acosada por la policía francesa, se refugia en el extranjero, y decide contratar a un asesino profesional que dice llamarse Chacal, para que mate al presidente, para de esta manera vengarse por la muerte de su líder y dar un golpe de efecto en favor de su causa.
Tres eran los candidatos para contratar y finalmente un británico es el elegido. Durante toda la novela no se revela la identidad de este frío y despiadado asesino.
Chacal va esquivando el cerco que la policía francesa va ejerciendo sobre él. Sin embargo, él será capaz de evitarlo hasta el momento de disparar contra de Gaulle. En forma imprevista, en el momento del disparo, el presidente se agacha para besar en ambas mejillas, al estilo francés, a un veterano de corta estatura al que ha condecorado y la bala no alcanza su objetivo, lo que dará tiempo a los perseguidores de Chacal para descubrirlo y matarlo antes de que haga un segundo disparo.
El libro está repleto de detalles que nos dan una visión histórica muy precisa de la Francia de principios de los 70. Además, está ligado a otro de los mitos setenteros: el fantástico coche francés conocido como “tiburón”, cuyo nombre real es Citroën DS (Déese). Altamente recomendable.
El detalle de los previos al atentado, sumergen al lector en altos niveles de tensión.
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