Todos aquellos que al oír el término ciencia ficción piensen inmediatamente en la tripulación de una nave espacial cuyos miembros visten uniformes que parecen pijamas de tela de punto azul claro; deberían intentar leer Solaris. Esta novela no tiene absolutamente nada que ver con la ciencia ficción convencional.
Las descripciones de paisajes espaciales de Stanislaw Lem son pura poesía. Este autor polaco es uno de los poco escritores de ciencia ficción no angloparlantes. Su libro Solaris ha sido traducido a 36 idiomas y llevado al cine es dos épocas; en 1972 por Andrei Tarkovsky y en 2002 por Steven Soderbergh, quien contó con la participación de George Clooney en el papel protagónico de Kris Kelvin.
Este libro es apropiado para aquellos lectores que como yo, busquen incurcionar en la temática de ficción científica, pero que somos alérgicos a naves espaciales y extraterrestres de color verde.
Solaris es un planeta cubierto por un enorme océano gelatinoso. Este mar se parece a un gigantesco cerebro: dispone de una especie de inteligencia humana, de una extraña manera. Hace décadas que los científicos terrestres intentan analizar a qué se enfrentan en esta inquietante formación.
El psicólogo Kris Kelvin es enviado a una estación espacial para averiguar si tiene sentido continuar con el proyecto. Como era de esperar, a su llegada Kelvin no encuentra una estación en pleno funcionamiento, sino unos cuartos desolados y dos colegas a los que el miedo ha llevado al borde de la locura. Kris descubre que sus compañeros sufren apariciones que les confrontan con personas y acontecimientos de su pasado, a los que va unido un insuperable sentimiento de culpa.
En la estación espacial nadie sabe si las visiones fantasmales son un inofensivo intento de contactar con los científicos por parte del organismo o puro terror psicológico. Mientras los trastornados apenas se dejan ver (un tercero se ha suicidado), Kevin estudia a fondo la montaña de documentos que se han acumulado en las décadas de exploración. Todo ello, sin embargo, no es más que el lamentable registro de una incapacidad total para averiguar algo sobre el océano de Solaris.
También a Kevin se le aparece luego un espectro de su pasado: su amante Harey, quien se suicidó luego de que se separase de ella.
Comentario: El viaje que Kevin ha emprendido a Solaris no es tanto una travesía a la lejanía del espacio como el viaje al interior de uno mismo.
Solaris es una mezcla de novela de suspenso, un romance de amor desgarrador, una parodia acerca de la capacidad del conocimiento científico y una fábula moral sobre la insuficiencia de la comprensión humana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario