martes, 24 de septiembre de 2013

Muerte en Venecia - de Thomas Mann



 Continuando con el premio Nobel alemán, hablemos  un  poco de su corta novela La Muerte en Venecia. No confundir que por el nombre parezca un trhiller. Es un drama.

La novela expone una anécdota en apariencia muy simple. Presenta tan sólo a dos personajes cabalmente caracterizados que despliegan una acción mínima. Los escenarios de dicha acción se reducen, casi, a los espacios de un exclusivo hotel de veraneo veneciano y a la playa contigua a dicho hotel, lugares que se alternan en la rutinaria languidez de una estancia vacacional.

El interés de la obra reside, no obstante, en el drama interior de uno de los personajes, Gustav von Aschenbach, destacado escritor alemán de edad madura que ha llegado a Venecia buscando renovar la Inspiración perdida. Ya instalado en el hotel, Aschenbach se interesa en un adolescente polaco de nombre Tadzio, dotado de una belleza extraordinaria, el cual termina convirtiéndose en objeto de silenciosa adoración para el escritor.

Se inicia entonces una minuciosa descripción del trance psicológico de Aschenbach, cuya moralidad convencional comienza a ceder bajo el empuje de una pasión prohibida: el rigor intelectual y la estoica disciplina del escritor se consumen en las brasas del amor y el respetable Aschenbach se va convirtiendo en un ser indulgente a quien el tardío amor trastorna. Sin embargo, los delirios amorosos del artista se mantienen en un plano puramente intelectual, pues el temor al rechazo le impide acercarse físicamente al joven Tadzio.

Paralelos a esta anécdota, algunos cuadros descriptivos de la ciudad de Venecia y de sus habitantes se presentan aquí y allá con trazos impresionistas, perfilando los rasgos de un entorno grotesco y decadente que anticipan la fatalidad: la epidemia del cólera que se cierne sigilosamente sobre la ciudad de los canales.

Las autoridades ocultan la existencia de la peste, temerosas del éxodo de los turistas. Sin embargo, los rumores acerca del mal se difunden y los extranjeros comienzan a marcharse. Aschenbach, que ha sabido de la peste tempranamente, renuncia a partir para no privarse de la cercanía de Tadzio, cuya familia parece ignorar por completo lo que está sucediendo.

La salud de Aschenbach decae progresivamente hasta que cierto día, cuando la familia del muchacho se prepara a partir como el resto de los turistas, mientras contempla extasiado a su amado Tadzio en la playa, Aschenbach sufre un desmayo que anticipa su próxima muerte. La novela termina con un comentario convencional, no exento de ironía, acerca del pesar que ha suscitado en el mundo la muerte del artista.

hay una versión cinematográfica ítalo-francesa, dirigida por el gran Luchiano Visconti.



lunes, 23 de septiembre de 2013

La montaña mágica - de Thomas Mann





La montaña mágica (Der Zauberberg, en el original alemán) es una novela de thomas Mann que se publicó en 1924. Es considerada la novela más importante de su autor y un clásico de la literatura en lengua alemana del siglo XX que ha sido traducido a numerosos idiomas.

Por su profundidad y la magnitud del debate que plantea, La Montaña Mágica es una de las mejores novelas del autor, que en 1929 recibió el Premio Nobel de Literatura. 

Comenzada en 1913, antes de que estallara la guerra que tanto marcó a Thomas Mann, interrumpida en 1915 y terminada entre 1919 y 1924, el título no se refiere únicamente al lugar en el que se desarrolla la acción, un sanatorio suizo para tuberculosos, sino también al Fausto de Goethe y al tema del Venusberg, tan querido en la edad media, en el romanticismo alemán y en el Tannhäuser de Wagner.

Thomas Mann comenzó a escribir la novela en 1912, a raíz de una visita a su esposa en el Sanatorio Wald de Davos en el que se encontraba internada. La concibió inicialmente como una novela corta, pero el proyecto fue creciendo con el tiempo hasta convertirse en una obra mucho más extensa.

La obra narra la historia del joven Hans Castorp, quien visita a su primo Joachim Ziemssen, enfermo de tisis, en Davos y acaba sucumbiendo al hermético encanto del lugar. Una ligera afección lleva a que la estancia, planeada en principio para siete días, se alargue primero a siete meses y finalmente a siete años. 

Durante su permanencia —de siete años— desfila simbólicamente y discute el espíritu enfermo, casi agonizante, de Europa, en extensos diálogos en los que se profundizan los problemas esenciales del individuo y la sociedad. 

El estallido de la guerra de 1914 saca a Castorps de ese ambiente casi irreal y lo conduce a los campos de batalla.

Siguiendo la tradición de la «novela de formación», el inexperto pero sensible Castorp se ve enfrentado a una serie de ideas y experiencias hasta entonces desconocidas para él. 

La rusa madame Chauchat, de felinos movimientos, le iniciará en los secretos de la sexualidad, mientras él, sin dejarse arrastrar hacia una posición clara, acecha las violentas discusiones entre Settembrini, un «humanista ilustrado», volteriano y demócrata, y el ex jesuita Naphta, un místico reaccionario, defensor del terror y de la Inquisición. 

En esta novela el autor se proclama a favor del humanismo y la civilización, dejando atrás el decandentismo de sus primeras obras.

Tras haber escrito esta majestuosa novela, Mann se dedicó a escribir varias novelas cortas, en algunos casos autobiográficas, donde mostraba intereses por asuntos de toda índole: desde la relación entre el arte y la disciplina, pasando por la importancia del sacrificio y la condena, hasta las desventuras de una joven enamorada que acaba muriendo, que menos que por amor, en su famosa obra “Muerte en Venecia”.

Durante la Primera Guerra Mundial, Thomas Mann apoyo la política del Káiser y atacó el liberalismo. En su novela VON DEUTSCHER REPUBLIK (1923), ejerció de portavoz semi-oficial de la democracia parlamentaria, instando a los intelectuales a que apoyaran el estado de Weimar.

Existe una versión cinematográfica de La Montaña Mágica, basada en la novela de Mann, protagonizada por Rod Steiger, Charles Aznavour y un reparto francés. No llegó por estos lares.




viernes, 13 de septiembre de 2013

Salambó - de Gustave Flaubert




Un clásico de altísimo nivel, pero poco difundido. No encontré versión cinematográfica sobre esta novela.
Definitivamente que Madame Bovary la eclipsó injustamente.

Salambó apareció en las librerías el 24 de noviembre de 1862. Su éxito fue inmediato y duradero. Eugenia de Montijo se enfrascó en la novela hasta altas horas de la noche y el Emperador se interesó por los ingenios de guerra inventados por Flaubert. Salambó se puso de moda. 

En los carnavales de 1863 las señoras se disfrazaban de cartaginesas. Sin embargo, la prensa satírica caricaturizó a los personajes de la novela y la crítica seria mostró ciertas reservas hacia la novela.

Tras el insidioso proceso judicial contra “Madame Bovary”, Gustave Flaubert expresa el deseo de alejar su literatura del mundo contemporáneo, “donde mi pluma ya se ha mojado en exceso y que por lo demás me disgusta tanto reproducir que el solo verlo me asquea”. Se adentra entonces en la novela SALAMBÓ, cuya acción transcurre en el siglo iii antes de Cristo, una empresa de documentación y escritura a la que consagra cinco años de su vida. 

El estudio de autores clásicos como Polibio, Plutarco o Plinio le ayudó a reconstruir la civilización cartaginesa, y a recrear uno de los episodios bélicos más sangrientos del mundo antiguo: la guerra de los mercenarios que, tras luchar en la primera guerra púnica, se sublevaron contra Cartago al no recibir el pago prometido. El resultado fue esta proeza literaria que conoció un éxito inmediato tras su publicación en 1862.

Salambó podría catalogarse, a primera vista, como novela histórica, pues reconstruye un hecho real, la llamada Guerra de los Mercenarios, acontecida en el siglo III a.C, y que involucró a la ciudad de Cartago. 

La ambientación parece buena (desconozco la época y sus características). Al parecer, Flaubert trabajó mucho en la búsqueda de documentación para esta obra sobre una época de la que hay pocas fuentes. Las descripciones son sumamente detalladas, tanto en lo que concierne a ropajes, calles, ciudades, batallas, ropa militar, como a rituales y costumbres. 

Ciertamente, se trata de una obra muy descriptiva y visual, tanto que mientras la lees se te representa una superproducción hollywoodense de las más caras. Los diálogos, por su parte, no son muy abundantes, aunque definen con precisión a los personajes, a los que se ve como auténticos habitantes de ese pasado, y no como sucede en muchas novelas históricas modernas donde se les "actualiza" en su forma de pensar y actuar.



martes, 10 de septiembre de 2013

El abogado de Indias - de Amós Milton



Después de tiempo termino leyendo una novela histórica, que nos presenta algunos temas de actualidad. Se desarrolla en la Sevilla de 1595, donde nos encontramos ante una de las ciudades más populosas del mundo conocido en este momento. El oro, la plata que llegan del nuevo mundo, pasan por la puerta de indias, la auténtica babilonia de Europa, epicentro del comercio de ultramar.

En ésta Sevilla de los albores del siglo de oro, comparten su vida aristócratas, rufianes, pillos, ladrones, mercaderes y religiosos. Nuestro protagonista es abogado, se llama Alonso, fiel defensor del derecho y valedor de causas perdidas.

Sevilla es una de las ciudades más populosas del mundo conocido, ruge y bulle por los cuatro costados. El oro y la plata que llegan del Nuevo Mundo tienen que pasar por esta contradictoria Puerta de Indias, la auténtica Babilonia de Europa. En las enrevesadas callejuelas de esta ciudad, mitad moderna, mitad medieval, comparten vida rufianes, aristócratas, ladrones, mercaderes, monjes e individuos de todo pelaje. 

Entre todos ellos, casi con sigilo, se desenvuelve Alonso, un muchacho de casta social llana que se ve obligado a superar durísimas pruebas. Fiel a sí mismo y a unos principios inquebrantables llega a afianzarse como un auténtico «hombre de ley» llegando a influir, de forma definitiva, en la vida de algunos de los personajes más excepcionales de la colosal época del oro y la sangre. 

El sacrificio, el oro, la sangre de indios y esclavos se despilfarra para pagar palacios fastuosos o las soldadas de los tercios destinadas a conservar la herencia europea de los Austrias. Sobre el pueblo llano recaen los excesos y la opulencia de los poderosos. En definitiva, diferentes escenarios pero idénticas tormentas.

La novela nos muestra el enfrentamiento entre las administraciones, los sobornos de una justicia debilitada con los poderosos e implacable con los míseros.
Sumergidos en una época vertiginosa, veremos como dinero y poder son los elementos que marcan los designios de la sociedad sevillana, de la España donde nunca se pone el sol.

Una aventura épica dentro de una urbe puente entre civilizaciones y cultura que posee un mosaico de proezas y miserias humanas.

sábado, 7 de septiembre de 2013

Las viudas negras - de Jonathon King





Después de la aparatosa derrota de Perú ante Uruguay, que mejor que refugiarse en una buena novela de suspenso. Si es thriller, mucho mejor.

Las viudas negras es una novela negra de un autor norteamericano bastante desconocido en España, pero que ya con su anterior novela, El filo azul de la medianoche, demostró tener una gran calidad como escritor.

Está ambientada en Florida, en la zona pantanosa de las Everglades, donde vive el protagonista Max Freeman, antiguo detective de policía de Filadelfia, que se ha retirado a vivir a una cabaña a orillas de un río, y que pasa los días remando sin descanso y pescando en completo aislamiento, huyendo de sus demonios interiores. 

Un día recibe la llamada de su amigo de la infancia, un abogado de éxito llamado Billy Manchester, que le pide ayuda para investigar las muertes en extrañas circunstancias, de una serie de mujeres mayores de raza negra que acababan de vender sus primas de seguro de vida.

Max decide viajar a la ciudad e investigar el caso, pero la ciudad le resulta hostil y abrumadora y, ni siquiera la presencia de su amiga, la policía Richards, conseguirá que se sienta cómodo en el ambiente urbano.

Max es un hombre solitario, que vivió una infancia difícil dominada por la violencia de su padre, también policía, y que, antes de retirarse, fue herido de gravedad por un adolescente de 16 años.

Una parte de la historia está contada en primera persona por el mismo Max, alternando estos capítulos con los que siguen los pasos del vagabundo Eddie por toda la ciudad de Broward. Hay también continuas vueltas al pasado de Max, a su infancia y a sus años de policía en Filadelfia.

Cumple con creces las premisas que debe tener una buena novela negra: trama policíaca, un interesante análisis psicológico de personajes, un aceptable suspense y una estupenda ambientación en Florida. 


miércoles, 4 de septiembre de 2013

El gran Gatsby - de F. Scott Fitzgerald



El gran Gatsby está considerada de manera unánime como una de las mejores novelas estadounidenses de la historia. F. Scott Fitzgerald narró el espíritu de los tiempos con tal maestría que logró condensarlo para la posteridad en esta magistral obra, convertida en el mayor símbolo de la llamada Jazz Age. 

Jay Gatsby representa lo mejor y lo peor del sueño americano, con su disposición a acumular dinero y gastarlo con ostentación a fin de perseguir lo único que en realidad le interesa en la vida: el amor de la hermosa pero frívola Daisy Buchanan.

Pero, ¿quién es Gatsby, el personaje que da nombre a uno de los mitos creados por la novela del siglo XX? Jay Gatsby es un misterio, el hombre que se inventó a sí mismo y ha montado una inmensa fiesta para reconquistar a la deslumbrante Daisy Buchanan, que una vez lo quiso. Nadie sabe de dónde ha salido. 

Estamos en la primera hora de la Edad del Jazz, en los felices y cinematográficos años veinte, en Nueva York, tiempo de diversión y emoción, orquestas y tiroteos. Gatsby vive en una fabulosa casa de Long Island, y a sus bailes acude «el mundo entero y su amante», cientos de criaturas a quienes no hace falta invitar, insectos alrededor de la luz del festín. 

La puerta está abierta, y la atracción más enigmática del espectáculo es el dueño de la casa, un millonario que quizá sea un asesino o un espía, sobrino del emperador de Alemania o primo del demonio, héroe de guerra al servicio de su país, los Estados Unidos de América, o simplemente un gángster, un muchacho sin nada que se convirtió en rico. Lo vemos con los ojos del narrador, Nick Carraway, que dice ser honrado y haber aprendido a no juzgar a nadie.
En el verano de 1922, buen año para la especulación financiera y la corrupción y los negocios que se confunden con el bandidismo, parece que sólo hubo fiestas y reuniones para comer y beber, y que pocas veladas acabaron sin perturbación. 

Hay amantes que rompen con una llamada telefónica la paz de un matrimonio, y una nariz rota, y un coche que se hunde humorísticamente en la cuneta, y un homicidio involuntario, y un asesinato, pero la diversión recomienza siempre. Jay Gatsby es un héroe trágico que se va destruyendo conforme se acerca a su sueño: la reconquista de una mujer a la que dejó para irse a la guerra en Europa. 

Quiere cumplir su deseo más inaccesible: recuperar el pasado, el momento en que conquistó a Daisy Buchanan.

La antítesis del desarraigado Gatsby es Tom Buchanan, marido de Daisy. Posee una identidad de hierro, sin discusión, ciudadano de valores sólidos, que cree en la familia, la herencia, el patrimonio y la supremacía de la raza blanca. Tiene una capacidad descomunal para imponerse. 

Y alrededor de los Buchanan se fraguará un desgraciado pentágono amoroso, quebrado y desigual, como la sociedad de la época, tan igualitaria en sus espectáculos y diversiones democráticas. La revista Liberty se negó a publicar por entregas El gran Gatsby, a la que consideró una inmoral historia de amantes y adúlteros.

Cuando terminó El gran Gatsby, Francis Scott Fitzgerald le escribió desde Europa a su editor: «He escrito la mejor novela de los Estados Unidos de América.» Y, en efecto, es una obra maestra que fue celebrada en el momento de su aparición, 1925, por autores como T. S. Eliot, Edith Wharton o Gertrude Stein. Y, posteriormente, por ejemplo, por Harold Bloom: «El gran Gatsby tiene pocos rivales como la gran novela americana del siglo XX. Al volver a leerla, una vez más, mi inicial y primera reacción es de renovado placer.»


Pueden ver cualquiera de las versiones cinematográficas, pero por favor, no dejen de leer la novela. No es muy extensa, pero es magistral


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