Esta historia la conocí en un taller de liderazgo que organice el año pasado, y en el cual uno de mis expositores presentó una escena realmente impactante sobre el nivel extremo de decisión al que están expuestos los directores y gerentes de empresas.
En esta escena, Jack Aubrey, capitán de un barco a vela de la armada inglesa, trata de huir del avistamiento de una nave francesa. En medio de este caos y en un mar embravecido, dirige a sus hombres dando órdenes precisas y rápidas para mantener la distancia con el enemigo.
En un virage fuerte y necesario, no se da cuenta que el ancla del barco cae por la borda arrastrando con su cable a uno de sus marineros enrrededado de las piernas. La escena es estremecedora. El ancla frena la velocidad del barco y lo inclina perdiendo estabilidad. El marinero desde el mar, le suplica al capitán que corte la soga para que el barco continúe en su escapatoria, el capitán se resiste, la tripulación se aglomera y grita pidiéndole al capitán que corte de una vez el ancla para salvar a la nave.
El capitán entra en un momento de trance en el cual, analiza la situación, no responde a las presiones extremas, revisa la situación y analiza los riesgos, no está en condiciones de perder ninguno de sus hombres, es conciente de la escases de recursos con los que cuenta. En ese torbellino, entiende que su misión no está concluída, y que por lo tanto, no le queda otra altenativa que asumir la responsabilidad de salvar el barco, a pesar de la pérdida de un marinero al cual apreciaba. Él mismo corta la soga y ve como el ancla se hunde en el mar, el barco retoma su norte, y se aleja totalmente del peligro.
Realmente me impactó. No vi toda la película, pero decidí comprar el libro para leerlo y trabajar a más profundida en el tema para futuras presentaciones.
El libro de O´Brian, es el primero de una serie de veinte libros sobre historias marinas de la naval inglesa. La trama es la tradicional de enfrentamiento de barcos ingleses vs. franceses, y ese es la misión que le encomiendan al capitán Aubrey; recorrer el mar persiguiendo al buque insignia de la armada francesa hasta hundirlo.
El libro es entretenido, a pesar de incluir mucha terminología naval, lo que hace un poco densa su lectura para aquellos neófitos como yo, que no conocen los nombres, instrumentos y mapas que se usan en un navío.
Tiene visos épicos, históricos y dramáticos. La escena que les describo es descrita muy rápidamente en el libro, pero en la película es muy bien aprovechada para darle ese gran tono de dramatismo que suelen darles los directores de cine.
Pues bien, aquellos aficionados a la navegación o velerismo, la disfrutarán más que nosotros los que nos acercamos al mar solo para echarnos en sus playas y adentrarnos hasta las rodillas en sus aguas.
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