Quien no ha leído el libro, es casi seguro que ha visto la película; pero todos saben quienes fueron Capote y Audrey Hepburn, la encantadora protagonista de la película.
Desayuno en Tiffany’s es una novela corta de Truman Capote, quizá la más célebre de las que escribió, y es una de las más famosas obras de la literatura norteamericana contemporánea, que fue llevada al cine en 1961 por Blake Edwards y que tiene una banda sonora fabulosa compuesta por Henry Mancini y Johnny Mercer, con la canción “Moon River”.
La historia que se narra son las reminiscencias de un escritor en Nueva York durante la Segunda Guerra Mundial. Con Holly Golightly, Capote nos regaló con una de las heroínas de ficción más imborrables.
Viviendo casi al límite y preparando el camino para la revolución, Holly es una chica provocativa, hedonista, sexualmente libre y prostituta. Vive para el momento, no se preocupa por las consecuencias, y se va creando una moral sobre la marcha. Como su gato sin nombre, no tiene trabas, es indomable. El narrador sin nombre de la novela conoce a Holly cuando ella entra por la ventana del piso del escritor para huir de un cliente pesado y charlatán.
Se hacen amigos enseguida y el narrador se ve arrastrado a la subsistencia de búsqueda de emociones de Holly. En el fondo desean felicidad y conexión, sueños estos que parecen el destino para lo que son suficientemente jóvenes para esperar, pero indicios de oscuridad nublan sus vidas.
Truman Capote nos cuenta una historia que nos engancha desde el primer momento, con intriga, amor, amistad, algo de acción, y muchas referencias a personajes famosos tales como actores o políticos. Todo eso en unas ciento veinte páginas que se hacen realmente cortas.
La novela fue un punto decisivo para el autor. Gracias a ella, se coloca entre las celebridades de New York.
En ese momento la crítica no prestó demasiada atención a esta novela, tan breve que podría pasar por un cuento, tachándola de obra menor. Después, la adaptación cinematográfica a cargo de Blake Edwards, una versión bastante libre y centrada en el aspecto más cómico de la historia, terminó por eclipsar al libro, en gran medida por la maravillosa interpretación de Audrey Hepburn. El co-protagonsita de esta película es un joven George Peppard, aquel que luego se hizo famoso en la serie de TV Los Magníficos (A-Team).
Pero Desayuno en Tiffany’s no sólo es una historia bellamente escrita y perfectamente construida; es uno de esos textos que tocan, mejor aún, que acarician al lector: un contacto leve, casi imperceptible, cuya huella permanece para siempre.
Capote realiza un ejercicio de equilibrista: Holly podría encarnar el ideal de encanto y atractivo para muchos hombres, pero el autor compensa su brillo con una tristeza extrema; el aparente lujo de su vida social contrasta con el desorden absoluto de su personalidad; la inconsciencia de su comportamiento, con su profundo conocimiento del alma humana.
Libertad o compromiso. Instinto o cultura. Holly representa el conflicto entre lo que somos y lo que nos gustaría ser y es por eso, a fin de cuentas, por lo que es tan fascinante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario