lunes, 28 de noviembre de 2011

Una infancia en Marraquech - de Esther Freud


Mi hermana mayor Maritza vivió muchos años en el Aaiun en Marruecos junto a su esposo español que estaba asignado a esa localidad por cuestiones de trabajo. Ahora ya residentes en el Perú, recuerdo mucho todo lo que nos contaban sobre sus vivencias en esta zona africana.

A mediados del año 1992, salió publicado este libro de Esther Freud, y no fue sino hasta después de 15 años de búsqueda que lo pude conseguir, gracias a mi sobrina que reside en España, quien me lo pudo comprar y enviármelo como regalo de cumpleaños. Es uno de los libros más preciados en mi biblioteca. 

Esta novela es medio autobiográfica y se basa en la propia experiencia de la autora en sus viajes con su madre, Bernardine Coverley, por el norte de África entre los 4 y 6 años de edad.
Entre las gráficas descripciones de la vida de un lado para otro, el desierto y una serie de personajes exóticos, hay un relato profundamente intenso y conmovedor de cómo es, para una niña, formar parte de una familia poco convencional.

Para la propia Esther, hija de del pintor Lucien y biznieta del famoso Sigmund, no era probable que la infancia pudiera ser normal. La novela evoca maravillosamente la vida bohemia que ella y su hermana, la diseñadora de moda Bella Freud, presenciaron inconscientemente de niñas, mientras ansiaban una vida más estable.

Una infancia en Marraquesch es la historia de Julia, una madre hippy y sus hijas Lucía y Bella, que viajan a Marruecos. Al principio del viaje, las niñas deciden que la mejor manera de describir muchas de las cosas que ven es con las palabras del título en inglés: Hideous Kinky (horrible y pervertido).

Es Lucia de 5 años la narradora de la historia, quien observa con sentimientos encontrados, el ambiente extraño y exótico que las rodea. En un momento se siente seducida por los vastos cielos del desierto y la magia de los pintorescos mercados callejeros y al siguiente anhela una crianza inglesa normal, con cosas corrientes como una escuela normal y una horas fijas para irse a la cama.

Mientras que su madre se sumerge en el sufismo, en su búsqueda de realización personal o iluminación espiritual, se intensifica el deseo de las niñas por encontrar estabilidad entre las candentes arenas del desierto.

En esta su primera novela, Esther Freud solo pinta un cuadro rico y atractivo de un país que era la Meca del movimiento hippy de la década de 1970, sino que además, cuenta una historia enternecedora de la infancia, con una simplicidad y ligereza que conmueve y encanta.

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