Esta novela fue escrita antes de la desaparición de la URSS, pero sigue siendo entretenida para recordar aquellos tiempos en lo cuales el espionaje era un tema de todos los días, y que mejor que Forsyth para narrarnos aquellas épocas.
En 1989, el final de la guerra fría aguarda la mayor crisis. El Presidente Norteamericano Comark y el Presidente del PCUS Gorvachov comienzan a acercar posturas entre ambos países para una mejor convivencia. Para ello es imprescindible un desarme a gran escala.
Sin, embargo, surge una gran conspiración. Por una parte, el Jefe de Estado Mayor soviético planea una invasión transfronteriza para abastecerse de petróleo, en esos momentos un bien impresicindible pero escaso. Por otra parte, unos magnantes americanos del petróleo y de las armas deciden dar un golpe de Estado en Arabia Saudí para conseguir todo su petróleo, así como derribar el gobierno de Comark por la fuerza.
De la conjunción de los conspiradores surge el secuestro de Simon Comark, el hijo del Presidente, que se encuentra estudiando en Oxford. La CIA y Scotland Yard se pondrán pronto manos a la obra para recuperar a Simon, y por eso recurren a un negociador americano, Quin, que se encuentra retirado en Andalucía, donde tranquilamente trabaja sus viñas.
La misión de Quin será muy complicada. Tendrá que ponerse en contacto con los secuestradores y buscar la manera de recuperar a Simon sin enfadar a éstos. El secuestro termina de un modo inesperado, y Quin, acompañado por Samantha, una joven agente que se enamora de él, recorrerá Europa para encontrar quién está detrás de todo.
Un libro con gran intriga, que aguarda lo mejor para el final. Es muy entretenido y gustará a los amantes del género, porque, hay que decirlo, Forsyth es un genio en este ámbito. Nos desvela los secretos de los servicios secretos y de la casa blanca, y nos mete de lleno en una loca carrera por encontrar la verdad y salir con vida.
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