Sinceramente este uno de esos libros de los que hay mucho que leer pero poco que decir. El tema provoca, suena interesante si es que nos gusta las historias con fondo bíblico y entorno actual.
En Irak, la antigua Mesopotamia, un equipo de arqueólogos de diferentes países trabaja contra el reloj para intentar encontrar unas antiquísimas tablillas, la biblia de barro, en las que se supone que el patriarca Abraham habría relatado el Génesis tal y como Dios se lo habría dictado a él.
El hallazgo supondría un descubrimiento arqueológico de primer orden. Son las fechas previas a la invasión de Irak por parte de los Estados Unidos, por eso trabajan en medio del caos y el miedo a la guerra.
En este entorno nadie es quien dice ser, y mientras unos buscan apoderarse de la biblia, otros pretenden asesinar a Clara Tannenberg, la directora de la excavación, y a toda su familia, para culminar así una venganza urdida contra su abuelo, un auténtico monstruo nazi.
Es otro de los numerosos libros que siguen la estela marcada por el Código da Vinci, que mezclan la aventrua, el misterio y las leyendas de la antigüedad.
La biblia de barro no consigue, sin embargo, enganchar en ningún momento, es una historia demasiado larga, una trama muy aburrida, llena de personajes poco creíbles; malos muy malos, un cura que lo deja todo para ayudar a una mujer que no conoce, ancianos que cogen aviones como si fueran autobuses para reunirse en cualquier parte del mundo y que regresan a casa a la hora de la cena, una multitud de asesinos a sueldo.
No me ha gustado el hecho de que la trama realmente se llega a desenmarañar en las últimas 100 páginas, luego de recorre más de 600 páginas previas y densas, en las cuales hay un derroche de personajes que aparecen y desaparecen; aún así es un libro con varias ediciones y un gran número de ventas.
Si me preguntan, no lo recomendaría. Son 776 páginas que implican un gran esfuerzo de lectura.
Me gusta mucho esta autora y este libro lo tengo en mi lista de pendientes
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